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arrabales

Atrevimientos

Llevaba tiempo pensándolo. Lo leía y releía; una vez tras otra. Cambiaba, modificaba, consultaba y meditaba posibilidades. Dudas y dudas...

Sabía que iba a verla en Sevilla. Y que ya es el momento de dar este paso. No me atreví a dejarlo en la maleta o en la mochila que me acompaña siempre. Necesitaba sentirlo cerca, junto a mi piel. Temía perderlo. Nunca un objeto llevaba algo tan intimo, tan mío que fuera ser de mi ser. Un CD, un simple CD grabado en casa con un relato infantil.

Fue después de cenar. En el hall del hotel, fumando tranquilamente unos pitillos varios de nosotros. Tras un par de horas de tortuosa charla –aunque ellos dirán que fue tremendamente agradable- por fin llegó mi turno. Nos quedamos solos. Ella y yo. Y bueno... lo hice.

Le dije que llevaba un CD con un escrito. Que me gustaría que lo leyera. Que eso, que era mío. Nada serio, pequeña cosa. Un juego, pero me interesaba su opinión. Que tal, que no tenía grandes aspiraciones. Que no lo hacía porque ella era quien era –directora de ediciones de literatura infantil-, sino por la amistad que nos unía. Que sólo pensaba en su opinión. Que cojones, que qué mal lo estoy pasando...

El miércoles, también después de cenar, me buscó. No fue una casualidad nuestro encuentro. Me miró, y me dijo que era bueno. Suficientemente bueno. Que le han llegado cientos de cosas peores de gente que ya ha publicado. Pero que tranquilo, que hará lo que debe de hacer. Lo enviará como uno más al comité lector. Que ella apenas lee una selección de lo que tiene serias posibilidades de salir en papel. Pero que este, el mío, ya lo había leído. Y le gustaba. Y ahora veríamos si gustaba a los que suelen leer y seccionarle lo editable. Como despedida me preguntó, casi riendo, si había pensado en que ilustrador me gustaba para acompañar mis palabras.

Esa noche, fue todo como un sueño. Lo celebré al día siguiente, el jueves, el último día que estábamos allí. En la fiesta de despedida bailé, canté en un karaoke y bebí a cuenta de una buena temporada. Tal vez por eso hoy estoy afónico.

6 comentarios

Lola -

Los sueños son el camino. Y los tuyos son tenaces, así como tu historia personal : una senda dificil, tortuosa ... a tu imagen. La casualidad no existe; la iventó el hombre para mantener secreta la Ley de la Causalidad. Goza de tu exelencia humilde : elle siempre baila, bebe y canta contigo... Preocupate de Ser alguíen para tí y veras como corre tu reputación!!!!

Rumbe -

Estoy muy orgullosa de ti

Fátima -

Yo siempre confié en que algo así ocurriría antes o después. Siempre supe que si te ponías, lo lograrías.

Siempre confié en ti.

Tracey -

Todo el mundo tiene cosas que enseñar a otros. Te leeré con calma a ver que aprendo por aqui... ;-) Saludos, Tracey

Ice -

Así me gusta....verte siempre afonico!

:P

(y que genio, dios!!!!!!)

Isthar -

¡¡Más razones para seguir con la sonrisa puesta!! :DDDDDDDD

Se te echaba de menos ;)